El próximo sábado 12 de febrero la ciudad de Las Artes de Valencia acogerá la gran fiesta del cine: los Premios Goya. En la gran noche del cine, 28 películas podrán alzarse con la estatuilla en las diferentes categorías, que tienen un máximo de cuatro candidatos. Coincidiendo con la celebración del Año Berlanga, la presencia del cineasta valenciano será muy relevante durante toda la ceremonia.
Desde Ediciones Cátedra hemos hecho una selección de títulos que abordan la historia del cine español a través de los directores y actores que han protagonizado diferentes historias ¡Pasen y vean!
El deseo femenino en el cine español (1939-1975) explora la presencia del deseo femenino que contienen las imágenes fílmicas del cine español producido durante el franquismo. El deseo aparece, en el marco filmográfico estudiado, como una fuente de resistencia simbólica y figurativa a las consignas represivas de la ideología censora. Parte del libro hace un recorrido por la filmografía de algunas de las principales actrices que adoptaron, en su forma de actuar, una sugestiva poética de afirmación de los deseos femeninos: Aurora Bautista, Analía Gadé, Emma Penella, Josita Hernán, Lola Flores, Sara Montiel, Carmen Sevilla, Marisol, Concha Velasco, Geraldine Chaplin, Teresa Gimpera y Helga Liné.
Historia del cine español, escrita por historiadores de gran prestigio, ofrece un estudio global sobre el cine español, que pretende ofrecer una visión orgánica de conjunto diseñada y escrita con unidad metodológica. El volumen constituye una interesante y amena lectura tanto para el público especializado, como para el público general aficionado al cine.
La relación entre el cine y el flamenco la encontramos ya en las primeras películas del período mudo. A partir del sonoro, se ha manifestado bajo múltiples perspectivas, desde las apariciones más o menos puntuales de artistas (cantaores, bailaores, tocaores, etc.), al relieve dramático de la propia música, tanto en películas de ficción como documentales. Flamenco y cine brota de una intensa pasión de los autores por el flamenco, por el cine… y por el flamenco en el cine.
En uno de los párrafos más significativos de sus memorias póstumas Del cine y otros amores, Julio Diamante afirma que "el cine es mímesis: reproducción, representación, imitación, expresión. Ver, escuchar, leer, vivir y percibir la vida, en una continua reflexión dialéctica, para mediante formas cinematográficas recrear la vida, debe ser para un hombre de cine la ley más válida".
Signo e Imagen/Cineastas: tres propuestas
En la filmografía de Luis García Berlanga, que proporcionó al cine español su primer éxito internacional con Bienvenido, Mr. Marshall, se evidencia un cambio progresivo desde su primera película, Esa pareja feliz, que ha continuado hasta sus últimas obras: París Tombuctú y El sueño de la maestra. La evolución de la obra berlanguiana no se ha detenido nunca, ni en los temas tratados ni en la técnica empleada, ni en el contenido ni en la forma, provocando sorpresas que le han enfrentado a auténticos conflictos cuyas consecuencias le han conducido a una discontinuidad en su ejercicio profesional.
"El cine de Icíar Bollaín tiene una marca propia, un cine social según la huella de Ken Loach, con quien colaboró en la película Tierra y libertad, una lucha anarquista contra la injusticia atemperada por un sabor agridulce, que siempre toca una fibra sensible, frente al iberismo racial, agrio y violento. Nunca engaña. El espectador sabe qué va a ver cuando se acerca a la taquilla. La emigración, los problemas de Latinoamérica, historias del tercer mundo, denuncias de la violencia machista. A Icíar la encuentras siempre detrás de las cámaras apuntando hacia causas justas, tocadas con una delicadeza acerada. Así es también ella, una chica despierta, que sonríe con los ojos, que siempre emite un aire fresco, inteligente y divertido, con un toque de distinción" (Manuel Vicent).
A diferencia de cualquier otro cineasta en la historia de nuestro cine, Fernando Fernán-Gómez vivió en sus propias carnes la repercusión directa (o incluso formó parte) de prácticamente la totalidad de los ingredientes que habrían de dar a cierto cine español de los años cincuenta y sesenta su particularísima textura, su extremada, popular y virulenta crispación esperpéntica, de raíz sainetesca, que ejemplifican a la perfección películas tan extraordinarias como esquinadas por el Régimen como El mundo sigue (1963) o El extraño viaje(1964).
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