El 21 de marzo se celebra el Día Mundial de la Poesía, con el objetivo de apoyar la diversidad lingüística a través de la expresión poética.
Con motivo de este día hemos tenido un encuentro con Jenaro Talens, poeta, ensayista y traductor español que acaba de publicar su antología El azar nunca deja cabos sueltos en Letras Hispánicas.
¿Cómo definiría a su poesía?
No creo posible resumir en un definición (que es casi la exposición de un programa) lo que ha sido la escritura poética a lo largo de mi vida. Sólo puedo señalar que escribo desde el desconcierto y que el hacerlo me permite entender lo que lo produce. En ese sentido no es una poesía que dé respuestas sino que plantea preguntas. Sé dónde voy cuando ya he llegado y miro hacia atrás, nunca antes.
¿Qué le da la poesía frente a la narrativa?
No sé para los demás, pero para mí, la diferencia no se da entre poesía y narrativa (mucha poesía es narrativa y mucha narrativa es poética), sino entre discurso sugeridor y discurso explicativo. En el primero, menos es más, lo cual no representa una mayor valoración en sentido estricto. Hay relatos largos y minuciosos que me encantan, pero como escritor me son ajenos, quizá porque me considero incapaz de asumirlos. Muchos de mis poemas parten de una anécdota, pero una vez expuesta no me resulta necesario desarrollarla.
¿La poesía es hija de la inspiración o del trabajo?
Lo que llamamos inspiración es algo que ocurre cuando estás trabajando. Las ideas no caen del cielo. Un poeta granadino, viejo amigo en mi juventud, ya tristemente desaparecido, José G. Ladrón de Guevara, era poco productivo y lo explicaba diciendo que la inspiración le visitaba casi siempre cuando no estaba en casa.
¿Cuál es el fin que le gustaría lograr con su poética?
Que si los poemas de otros me han ayudado a entenderme y entender, aunque sea fragmentariamente, el mundo en el que vivo, mis textos puedan serle útiles en la misma medida a los demás. Eso no tiene nada que ver con la gloria ni con el éxito, aspiraciones del ego que no me han preocupado nunca ni creo que lo hagan ya a mis años.
¿Qué consejo daría a los jóvenes poetas que están empezando?
Que lean todo lo que puedan, porque a escribir se aprende así. Siempre me gustaron aquellos versos de Lope de Vega (creo recordar que en La Dorotea, y cito de memoria): «¿Que cómo escribo? Leyendo,/ y lo que leo imitando/ y lo que imito escribiendo, / sobre lo escrito tachando». Por lo demás, el consejo cernudiano: «profundiza en lo que te critiquen, porque eso eres tú».
¿Cómo es su propio proceso a la hora de escribir poesía?
Depende. A veces algo que leo o escucho me sugiere una idea o un ritmo (esto último, la mayoría de las veces). Se trata entonces de rellenarlo de palabras y una vez escritas, unas me llevan a otras. Más tarde, el lector que siempre hay en uno, ve si hay coherencia o no en lo escrito, si «suena» bien o no, y corrige y así sucesivamente.
¿Qué poetas son sus referentes y autores de cabecera?
Muchos. Siempre he sido un lector voraz y Cervantes me enseñó que se aprende incluso de los papeles que uno encuentra tirados en la calle. No hay poeta, por muy mediocre que parezca, que no tenga algo poéticamente válido. Desconfío de quienes rechazan lo que no coincide con sus gustos a la hora de escribir. Hay muchos poetas que están en mis antípodas, que practican un tipo de escritura que nunca asumiría como propia, pero que, aceptando esa diferencia, me gustan como lector. Y es que como lector soy más abierto que como escritor.
¿Cómo va a celebrar el Día de la Poesía?
Esto del Día de la Poesía, como el Día de la Madre, o del Padre o de lo que sea me parece publicidad del Corte Inglés. Para mí todos los días del año pueden ser el Día de la Poesía, así que no hay nada especial que celebrar, por eso haré lo de siempre, leer y, si puedo, escribir.
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