Este 2021, la celebración del Día Mundial de la Radio recuerda cómo este medio forma parte de la historia de la humanidad, informado a la sociedad y habiendo sabido adaptar sus servicios. A medida que el mundo cambia, también lo hace la radio. Así, durante la pandemia de COVID-19, la radio permitió, por ejemplo, asegurar la continuidad de la educación, luchar contra la desinformación y promover medidas personales de prevención.
Esta capacidad de llegar a la más amplia audiencia significa que la radio puede dar forma a la experiencia de diversidad de una sociedad, erigirse en escenario para que todas las voces se expresen, estén representadas y sean escuchadas.
Las emisoras de radio deben servir a comunidades diversas, ofreciendo una amplia variedad de programas, puntos de vista y contenidos, y reflejar la diversidad de audiencias en sus organizaciones y operaciones.
Con motivo del Día Mundial de la Radio, os queremos recomendar tres obras de Ediciones Cátedra que cuentan la importancia de este medio en la sociedad española.
Unión Radio fue el primer gran proyecto radiofónico español, nacido en 1924 y respaldado por las principales compañías internacionales, desde la británica Marconi a las americanas General Electric y RCA, la Tudor francesa o la AFA alemana.
Durante sus 14 años de existencia, su objetivo fue crear una cadena de emisoras locales en torno a una cabecera potente: su emisora principal, la madrileña Unión Radio, que comenzó a emitir en junio de 1925. Desde su nacimiento, Unión Radio fue la voz y el reflejo de una época apasionante, de gran efervescencia creativa, de cambios políticos y sociales. Su micrófono recogió en directo la llegada de la Segunda República, y ni un solo día faltó a la cita con los oyentes, cada vez más numerosos, durante los tres años de la Guerra Civil.
Aquí, Unión Radio escrito por la periodista Ángeles Afuera, voz emblemática de la radio española, fundadora del Departamento de Documentación de la SER, que dirigió durante veintisiete años hasta su jubilación, cuenta la peripecia de esa emisora, reconstruye su programación, los momentos trascendentales que narró y las anécdotas cotidianas. En suma, recupera su memoria y su nombre para la historia de la radio española
Elena Francis, un personaje de ficción, se convirtió en la consejera sentimental de las españolas a través de un consultorio de radio. Aunque fue concebido como motor publicitario de una empresa de productos de belleza, la influencia del programa trascendió hasta convertirse en un fenómeno de masas del brazo de la ideología nacionalcatólica.
Las Cartas de Elena Francis. Una educación sentimental bajo el franquismo de Armand Balsebre y Rosario Fontova, analiza un conjunto de cartas, datado entre 1951 y 1970, que establecen el escenario sentimental, laboral y familiar en el que se movían las mujeres de la clase trabajadora. Las cartas, que en su mayoría no se radiaron, constituyeron una vía de comunicación paralela al programa de radio y se contestaron particularmente, puesto que su contenido excedía la inocente consulta de belleza para describir graves casos de marginación, malos tratos y frustración personal. Este fondo documental confirma la supeditación de la mujer durante la dictadura a un sistema patriarcal que le vetaba la posibilidad de equipararse al varón en el ámbito educativo y social. Asimismo, revela las claves comunicativas que convirtieron a Elena Francis en un potente altavoz ideológico que se escuchaba religiosamente en los cuartos de servicio, los talleres de costura, las fábricas y las cocinas de un país amordazado.
Radio España Independiente, la emisora del Partido Comunista de España, fue el más potente altavoz del antifranquismo entre 1941 y 1977, fecha en que cesó sus emisiones en su sede de Bucarest tras la constitución del primer parlamento democrático. Durante estos años, y sobre todo entre 1962 y 1967, el programa Correo de La Pirenaica dio lectura a las cartas que desde España o desde los países de la emigración sorteaban la censura o las dificultades de comunicación para contar sus experiencias personales y sus anhelos de libertad.
El libro Las cartas de La Pirenaica. Memoria del antifranquismo, de Armand Balsebre, analiza el contenido de las cartas enviadas a la emisora y que se han conservado, unas 15.500, e identifica a corresponsales y oyentes, los "ojos y oídos de La Pirenaica", entre los cuales se encuentran antiguos combatientes republicanos, exiliados, expresos, obreros, campesinos, mineros, profesores, amas de casa, escritores y estudiantes.
Estas cartas se alzan como un testimonio único de arrolladora autenticidad donde están presentes el dolor, la resignación, la solidaridad y el heroísmo de los ciudadanos que prefiguraron la democracia en España.
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