Vida
Escultor admirable, orfebre, acuñador de medallas y monedas, tratadista de técnicas artísticas, poeta ocasional, tañedor a su pesar de instrumentos de viento, artillero improvisado, feroz espadachín, protegido y detestado por papas y soberanos, frecuentador de cardenales, humanistas, rameras y barbilindos, crítico de sus colegas, proclive a rencores pertinaces y a visiones místicas, vanidoso, hiperbólico, camorrista vocacional, homicida sin escrúpulos, infractor de leyes y víctima de injusticias, ejemplo casi esperpéntico del hombre del Renacimiento, el florentino Benvenuto Cellini (1500-1570) nos ha legado varias obras de arte, desgraciadamente no demasiadas, y una extraordinaria autobiografía por la que desfilan, vistos de cerca y sin tapujos, los personajes más representativos de su época.